¿Has visto a una madre quien arrulla a su bebe en su brazos cuando está llorando?, lo sostiene, lo acuna en su regazo, lo consuela diciéndole palabras amorosas, ella atiende a su llamado.
¿Has pensado alguna vez, en que ocurriría si tu cuerpo no sintiese dolor alguno, aun si se diera un golpe, si se fracturara, si se infectara, si se cortara, si uno de sus órganos se dañara?
Te das cuenta de que el dolor es una alarma que te comunica que algo está ocurriendo en tu cuerpo, te alerta de que hay que poner atención a algo que podría incluso acabar con tu existencia.
Y ahora te pido que por un momento reflexiones lo que son esos dolores emocionales, esos sufrimientos que a veces llegan a tu vida sin avisar y que también te comunican algo.
Te das cuenta de que también son una alarma, que te comunica que algo está ocurriendo en tu mente, en tus sentimientos, emociones, te alerta de que hay que poner atención a algo que podría incluso acabar con tu paz.
¿Y qué tal vivir la vida arrullándote?, como esa madre que si llora su bebé lo atiende, porque sabe que ese llanto proviene de un dolor que él necesita comunicar para ser atendido, o una molestia producto de que necesita ser bañado o cambiado.
¿Cómo sabría una madre de que su bebé siente todas estas molestias si el bebé no las comunicara de alguna manera?, ¿Cómo sabrías que algo en tu cuerpo no anda bien si no sintieras un dolor o vieras el enrojecimiento de una inflamación?, ¿cómo sabrías que hay algo dentro de ti que necesita ser aceptado, reconciliado, perdonado, valorado, respetado, amado, si no sintieras dolor emocional?
Te animo a que cada malestar físico, mental, espiritual y emocional, le pongas toda tu atención, se para ti mismo esa madre inteligente y cuidadora, pues tal vez tu dolor, tu sufrimiento quiera decirte algo, quiera comunicarte que hay algo en ti que atender y que hay múltiples posibilidades para encontrar solución a tus dolencias y a tus sufrimientos, darte cuenta ya es un primer paso y lo siguiente, abrázate, arrúllate, dite a ti mismo palabras amorosas y así pronto comprenderás lo que estos dolores te querían decir.
Escrito por: Jeannette Romero